El alga espirulina es un “superalimento” conocido desde la antigüedad, muy utilizado por pueblos centroamericanos como los aztecas, y que se ha hecho famoso en la actualidad por su inclusión en la dieta de los astronautas. De hecho, la Nasa ha hecho más famosas sus propiedades, aunque no se ha descubierto nada nuevo, simplemente se trataba de revalorizar un alimento milenario con numerosos beneficios nutricionales, una valiosa ayuda para mantener el peso bajo control, ayudar al sistema inmunitario y mantenerse en forma.
Los alimentos del futuro
De cara al futuro, la espirulina es un alimento extremadamente sostenible y muy nutritivo que podría satisfacer las próximas necesidades de todo un planeta con mucha gente y pocos recursos. Es una rica fuente de proteínas; de hecho, en términos de contenido supera con creces a los huevos y la soja, por ejemplo, y contiene vitaminas, ácidos grasos y aminoácidos esenciales para el organismo.
Espirulina en tres formatos
El valor añadido de nuestra espirulina es que, como se produce en una instalación “cerrada” y su crecimiento se controla constantemente, no desprende olores.
El polvo es práctico en la cocina, perfecto para utilizar como ingrediente para mezclar con harina para hacer pan de espirulina, o para hacer pasta, focaccia, galletas, pasteles, o para preparar batidos nutritivos y centrifugados desintoxicantes. El polvo de espirulina confiere al producto un característico y auspicioso color azul verdoso.
Los copos de espirulina se utilizan como ingrediente para aromatizar diversas recetas, como ensaladas y sopas, potajes, platos principales, pero también en yogures con fruta o, alternativamente, para hacer envolturas para nutrir la piel.
Los comprimidos, por su parte, se utilizan como suplemento entre los deportistas, para quienes siguen una dieta vegetariana o vegana o para cualquiera que desee sentirse sano y en forma. Práctico para consumir en distintos momentos del día, incluso en el trabajo o sobre la marcha.