El alga espirulina sólo crece de forma natural en unas pocas zonas del mundo, en áreas con alta alcalinidad y una temperatura constante de 30-38° C. En comparación con otros cultivos, es más sostenible, ya que practica una especie de conservación del agua y el suelo: consume poco, pero rinde mucho, dado su alto contenido en proteínas y otros nutrientes esenciales.
Quienes, como Algavenice, son profesionales de la producción de microalgas saben que para producir algas espirulinas de la máxima calidad es necesario poner en marcha un cultivo en sistema cerrado eficiente y constantemente monitorizado, es decir, utilizando fotobiorreactores de última generación para recrear el hábitat natural perfecto para su desarrollo.
Tecnologías innovadoras y certificadas
Es importante preservar los cultivos de cualquier estrés durante el crecimiento para obtener un producto final de mayor calidad. Sólo utilizando fotobiorreactores cerrados, empleando tecnologías certificadas, innovadoras y constantemente actualizadas y supervisadas, y también poniendo en práctica buenas prácticas de cultivo y procesamiento, será posible disponer de espirulina extremadamente pura. Un producto sano y seguro, un concentrado de propiedades organolépticas, un supercombustible para nuestra “máquina humana”.
La espirulina en el mercado
Los formatos de espirulina más comunes son los que ofrecemos en nuestro
El polvo es más práctico para utilizarlo en la cocina, para mezclarlo con harina, por ejemplo para hacer pan, pasteles, galletas, pasta fresca o rellena, que tendrá entonces ese color verde típico de las algas. Los comprimidos son más cómodos para quienes prefieren la vía de los suplementos (no olvide que no necesita largos periodos de tratamiento), listos para tomar en cualquier lugar, con un poco de agua, ya sea en el trabajo o cuando está fuera de casa. Por último, los copos de espirulina se consumen tal cual, en trozos, pero también son populares para hacer compresas para la piel, excelentes tratamientos antiedad, hidratantes y reafirmantes.